
Es importante fomentar la labor del trabajador social en
los centros hospitalarios en el campo de la salud mental,
sostiene el Dr. César Garcés Carranza PhD, quien es autor de dos libros sobre ese tema.
El especialista peruano –quien labora en el Instituto de Neuropsiquiatría de Queens y el Centro Moriches de Asesoramiento Comunitario (Nueva York)– sostiene que el trabajador social enfatiza la comunicación entre el personal médico, los pacientes y sus familiares, y se cerciora de que sus necesidades sean atendidos debidamente sus necesidades.
“Ofrece apoyo emocional y psicoterapia, centrándose en
los problemas psicosociales y las necesidades emocionales de los pacientes y sus familiares. Ademas aboga por los derechos de los pacientes, asegurándose de que el hospital ofrezca servicios de alta calidad”, dijo.
Otro aspecto importante de su labor es cerciorarse de que los recursos relevantes y disponibles que puedan unir al paciente y a sus familiares sean los más adecuados. En el aspecto humano, aconseja y personaliza las interacciones y entiende los sentimientos, actitudes y conductas de los pacientes y de su entorno familiar.
Destacó que el trabajador social en el hospital interviene y sirve como mediador entre los pacientes y el personal médico, estableciendo una buena coordinación y organización de los servicios que se les brinda.
Otro aspecto es su función educativa, porque transmite conocimiento, enseñando temas relacionados con los derechos de los pacientes y acerca de las decisiones de atención médica, incluyendo el final de la vida.
El Dr. Garcés mostró su preocupación porque “actualmente existe evidencia de que el trabajo social no es reconocido ampliamente como un factor clave en los hospitales”, por lo cual exhortó a un cambio de mentalidad. Citando sus publicaciones, así como estudios de Rher, H., Blumenfield, S., y Rosenberg, mencionó varios factores como barreras para que la profesión de trabajo social tuviera una posición firme en el campo hospitalario: su asociación con personas pobres; su percepción como rival para el personal médico, la poca colaboración con expertos en temas psicosociales o su percepción como ineficiente para resolver problemas sociales “lo cual requiere de poderes más allá del trabajo social”, señaló.
