PoR César M. Garcés Carranza, PhD //
El presente artículo trata de describir el contexto actual del trabajo social clínico en los Estados Unidos, describiendo las principales áreas del ejercicio profesional actual y la respectiva educación necesaria para ejercer esta profesión. Posteriormente realizaré un recorrido por mi propria biografía como trabajador social clínico/psiquiátrico, destacando mi identidad como persona latinoamericana. Los puntos centrales de esta exploración personal radican en una reflexión que pretende explicar las ventajas y desventajas de ser trabajador social clínico/psiquiátrico en los Estados Unidos, para finalmente expresar algunas recomendaciones y sugerencias para el movimiento de trabajo social clínico Latinoamericano que está surgiendo en estos últimos años.
A modo de invitación, considero que los trabajadores sociales clínicos deben de contribuir en iniciativas de investigación, no únicamente para demostrar su eficiencia en la intervención terapéutica, sino también para promover el reconocimiento y la aceptación de otros colegas en el campo de salud física y mental. Los trabajadores sociales clínicos deben de entender que desempeñan una función importante identificando y tratando una serie de problemáticas psicosociales, las cuales abarcan desde el estrés postraumático hasta las reacciones emocionales que las personas sufren al presentar problemas relacionados a su salud mental. Como profesión que se basa en los derechos humanos, la especialidad de trabajo social clínico tiene una función esencial en todas las sociedades, facilitando a las comunidades y poblaciones a que levanten sus voces y defiendan sus derechos junto a otros. La fuerza del trabajo social clínico reside en sus propios fundamentos profesionales, lo cual implica su capacidad de construir una democracia participativa, unir comunidades en futuros sostenibles y defender los derechos humanos.
Palabras Claves:
Trabajo social, trabajo social clínico, trabajo social psiquiátrico, salud mental, hospital, clínicas de salud mental comunitarias.
Por los pasados 35 años, he venido laborando como trabajador social clínico en el sistema hospitalario y salud mental comunitario en los Estados Unidos en el estado de New York, con personas de diferentes grupos sociales, étnicos y multiculturales, especialmente con la comunidad latina. Como trabajador social clínico/psiquiátrico, puedo identificar los mayores problemas psicosociales y emocionales, incluyendo intervenciones de crisis, alentando y explorando alternativas para identificar y aplicar estrategias para enfrentar los trastornos emocionales como la depresión y ansiedad. Restaurando el funcionamiento a través de la implementación de un plan de acción y proporcionando intervenciones adecuadas a personas con severas situaciones estresantes es parte de mi práctica en salud mental. El enfoque de mis intervenciones es la base de su concentración de lo que sucede en “aquí y ahora” y no en el pasado.
La salud mental, como parte de la salud integral de los individuos, es un componente del desarrollo humano y, por ende, del desarrollo de las naciones. La salud mental no sólo se basa en condiciones subjetivas; también se basa en las condiciones objetivas. Una mirada integral supone una comprensión de la salud mental como un elemento que se inserta en lo social. La salud mental está relacionada con el despliegue de las diversas capacidades humanas en los diferentes momentos de la vida, de las cosas que hacemos, sean grandes o pequeñas. Supone construir y desarrollar vínculos activos transformadores de la realidad, que nos permita atender nuestras necesidades y responsabilizarnos por nuestro propio bienestar psíquico y el de los demás
Trabajo social clínico es una profesión y disciplina académica que está comprometida a mejorar el bienestar social y emocional de las personas, los cambios y la justicia sociales. Esta profesión trabaja hacia la investigación y la práctica para mejorar la calidad de vida de las personas, grupos y la comunidad. Trabajo social desarrolla intervenciones a través de investigaciones, administración, organizando comunidades, práctica directa, prevención y educación. La investigación con frecuencia se enfoca en áreas como desarrollo humano, administración social, administración pública, programas de evaluación y desarrollo de la comunidad. Los trabajadores sociales estamos organizados en grupos profesionales locales, nacionales, e internacionales. Trabajo social es un campo interdisciplinario que incluye teorías de economía, educación, sociología, medicina, filosofía, antropología (NASW, 2002).
Hablar de salud mental de los latinos en los Estados Unidos, es también hablar de pobreza y desigualdad. La situación actual de salud mental es un indicador importante de las condiciones en las cuales se encuentran la mayoría de los Latinos en este país. Esto nos ofrece una mirada diferente de la vivencia de la pobreza, exclusión y desigualdad que atraviesa nuestra sociedad y debe ser atendida como un componente clave de la estrategia integral contra la pobreza.
La salud mental es:
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Importante
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Necesaria
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Algo de lo que nadie se escapa
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Un trabajo constante
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Normal
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Algo que tenemos que cuidar
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Moldeable
La salud mental no es:
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Signo de debilidad
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Algo porque avergonzarse
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No es sentirse bien todo el tiempo
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Algo negativo
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Un invento
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Algo en que hay que trabajar solo cuando estemos mal
Concepciones culturales:
Mi actividad diaria con clientes/pacientes y familias que sólo hablan castellano en un país donde el idioma es el inglés, demuestra un entendimiento acerca de la complejidad de la sala de emergencia la cual es la entrada al hospital, al igual que en las clínicas de salud mental comunitarias. Estas experiencias también se pueden extender a pacientes y familias de países de diferentes idiomas. Aquellos trabajadores sociales clínicos que no tienen el dominio del castellano, con frecuencia tienen dificultad para comunicarse con los clientes/pacientes y sus familiares. Mi extensa experiencia en el sistema hospitalario es extensa ya que laboré en el Bronx Lebanon Hospital Center, Bronx, New York por más de dos décadas (1997-2013) y también por haber sido admitido a un hospital cuando recién arribé a este país y no sabía inglés lo suficiente para poder explicar mi problema médico. Siendo entrevistado por el personal médico que no sabía castellano y con la ayuda de un traductor que tampoco sabía bien el castellano. Como resultado, casi me matan pues el traductor no entendió y dió información equivocada al médico que me estaba atendiendo. Por lo tanto, entiendo bien los problemas que los clientes/pacientes enfrentan cuando son entrevistados por personas que no hablan su idioma. Según Campinha-Bacote, J. (1998), se entiende por competencia cultural a los conocimientos, actitudes, conductas e incluso políticas que capacitan a un profesional para poder desempeñarse en diferentes contextos interculturales.
A manera que los Estados Unidos se convierte en una nación racial, étnica y multiculturalmente diversa, los trabajadores sociales clínicos necesitamos reconocer las diversas perspectivas étnicas, culturales y valores de las personas a quienes proveemos nuestros servicios. Falta de conocimientos y de entendimiento de las diferencias socioculturales puede resultar en consecuencias negativas con personas de culturas y de grupos étnicos diferentes. La adecuada intervención requiere que los trabajadores sociales clínicos respetemos y no juzguemos a las personas que requieren de nuestros servicios profesionales.
Esto implica el respeto a las creencias sobre los problemas de salud y salud mental, así como también la posible solución al problema que presenta el cliente/paciente. Competencia cultural en esta área de intervención requiere de conocimientos generales de las acciones asistenciales que son habituales en la sociedad, de las instituciones implicadas y de manera en que se encuentran separadas socioculturalmente, lo que puede dificultar una eficiente intervención, ya sea porque ofrecen servicios que son socioculturalmente inadecuados o simplemente no los tienen. Los administradores de centros hospitalarios y de salud mental comunitarios deben desarrollar estrategias para contratar, retener y promover dentro de estas instituciones, equipos diversos de profesionales que sean multiculturalmente competentes en el área donde proveen los servicios. De esta manera, los clientes/pacientes se pueden comunicar eficientemente en su idioma.
Construir centros comunitarios de salud mental socioculturalmente competentes, significa cambiar las percepciones acerca de otras culturas o de grupos étnicos y sociales, ¿Cómo se comunican y cómo operan? Esto significa que la estructura, liderazgo y actividades de una organización deben reflejar los valores, perspectivas, estilo de vida y prioridades de la población. Debido a que los cambios sociales son cada vez más rápidos, las organizaciones empiezan a entender la necesidad de tener profesionales que son sociocultural y étnicamente competentes. Como trabajadores sociales, clínicos nos estamos dando cuenta que, si no mejoramos nuestras destrezas y capacidad profesional, nos estaremos buscando una paralización a nivel de organización profesional.
El actual clima político hostil de los Estados Unidos puede causar miedo, ansiedad, depresión y tensiones tóxicas entre la población Latina. La intimidación y hostilidad en las escuelas, puede también causar estrés entre los estudiantes Latinos, lo mismo puede suceder en el lugar de empleo y lugar de residencia. La discrepancia salarial junto al excesivo uso de las redes sociales y la complejidad de cómo estas impactan la salud mental es también un factor importante. Según expertos en salud mental, el estrés no es la única causa principal de los trastornos emocionales, pero puede contribuir y resaltar la necesidad para que las personas con estas condiciones controlen su salud mental. A pesar de que los trabajadores sociales clínicos tratamos estas condiciones emocionales, los Latinos como grupo, tienen menos probabilidades al acceso a servicios de salud mental, especialmente los niños, jóvenes adultos y los adultos mayores.
El trabajo social clínico moderno tiene que adaptarse al mundo globalizado, donde las instituciones están impactando las reglas y prácticas unilaterales. El aumento progresivo de los usuarios socioculturalmente diferentes, especialmente en los hospitales y centros de salud mental comunitarios, constituye un reto para los trabajadores sociales clínicos. La National Association of Social Workers (NASW, siglas en inglés -2001), define trabajo social como “una profesión que promueve cambios sociales, solución a las relaciones humanas y empodera a las personas para mejorar su bienestar social.” Utilizando las teorías de la conducta humana y de sistemas sociales, los trabajadores sociales intervenimos en lugares donde las personas se relacionan con su medio ambiente. Los principios de los derechos humanos y justicia social son fundamentales para el trabajador social clínico.
La aserción de un grupo de representantes de trabajo social alrededor del mundo afirmó claramente que los elementos que abarca la práctica moderna de esta profesión, en relación entre el mundo exterior y las experiencias psicológicas internas del individuo. Para entender mejor cómo poder ayudar en estas circunstancias, los trabajadores sociales clínicos tienen que desarrollar la capacidad de evaluar e intervenir en diferentes lugares con individuos, familias y con grupos de personas de diversos grupos étnicos. Tales intervenciones tienen que ser entendidas dentro del contexto de funciones legales, requisitos de instituciones, necesidades y deseos de servicios de los usuarios, con el fundamento firme contra el racismo y la discriminación. Las fronteras entre países están disminuyendo como resultado de las presiones económicas, geopolíticas, regionales, guerras, conflictos internos y étnicos que provocan, entre otras cosas, migraciones. Es por esto por lo que competencia cultural en trabajo social clínico es una necesidad y también es una expectativa de todos los servicios públicos que reflejan el aumento multicultural en una sociedad étnicamente diversa, sociedad, país o región donde habitamos (Walker, S., y Beckett, C., 2004-2005).
Ciertas clases de lenguaje connotativo pueden ser ambivalentes, causando malentendidos que podrían alarmar al cliente/paciente, así como también a sus familiares. Esta es la razón por el cual el trabajador social clínico, el cliente/paciente y sus familiares podrían terminar en situaciones de conflicto. Existe la necesidad de una comunicación clara y adecuada entre el trabajador social clínico, el cliente/familiares. Los obstáculos del idioma se podrían superar siempre y cuando el trabajador social clínico hable el mismo idioma que el cliente/paciente y familiares. La comunicación no es fácil, aun cuando las personas tienen la misma historia de experiencias y de valores compartidos, o hablan el mismo idioma. Existen casos de parejas que han convivido juntas más de treinta años y siguen teniendo malentendidos. No es sorpresa, por lo tanto, encontrar falta de comunicación entre personas que no se conocen. Cualquiera cosa que uno diga puede ser escuchada de una manera diferente por otra persona o puede ser mal interpretada.
Lum, D. (1999), define competencia cultural “al grupo de conocimientos y destrezas que el trabajador social clínico y otros profesionales de salud tienen para poder ser competentes con clientes/pacientes multiculturales.” Trabajo social clínico multicultural trata con diferentes componentes de la cultura, los cuales incluyen: género, raza, orientación sexual, religión, etc. Green, J. (1999), autor de “Cultural Awareness in the Human Services,” estaba en lo cierto cuando dijo que la práctica de competencia cultural requiere tener base de conocimientos, adiestramiento profesional e intervenciones adecuadas para poder comparar y entender a personas de culturas y de grupos étnicos diferentes. Como fuera también mencionado por Betancourt, J. R. (2001), cultura es un conjunto de creencias aprendidas, valores compartidos, estilos de vida y de comunicación, prácticas, costumbres y puntos de vista en lo que respecta a las funciones y relaciones sociales.
Basado en mi extensa experiencia profesional como trabajador social clínico/psiquiátrico (1985-presente) con personas de diferentes países de América latina y de otras partes del mundo, he aprendido que no todas las personas que hablan castellano son iguales, por el contrario, estas personas tienen diferentes historias sociales, valores, costumbres culturales y religiosos. Los países del habla hispana son geográficamente diferentes, tienen costumbres especificas y también tienen mezclas étnicas y raciales. Las personas de América latina están asociadas con diecinueve países de habla hispana, en el Caribe, América Central, y Sudamérica. Estos países son: Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Guatemala, Honduras, México, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Colombia, Chile, Perú y Argentina. La excepción es Brasil done el idioma oficial es el portugués.
Cuando el trabajador social clínico es de un país diferente o de diferente grupo étnico al del cliente/paciente, los malentendidos son comunes. El trabajador social clínico que no tiene conocimientos del idioma o de la cultura del cliente/paciente debe tener cuidado de no hacer falsas suposiciones acerca de las expectativas acerca del tratamiento que va a ser ofrecido. El trabajador social clínico y el cliente/paciente traen sus propios patrones sociales y culturales a la experiencia de la entrevista, que deben ser resueltos de inmediato, para así poder obtener igual acceso y calidad de servicios de tratamiento.
Obstáculos de competencia cultural:
Aunque el idioma es importante, este no es el único obstáculo. Obstáculos pueden ser cualquier aspecto de la atención de la salud que contribuye al mal uso de esta. Los obstáculos pueden afectar la calidad de servicios que son ofrecidos y contribuir a las disparidades raciales y étnicas, los cuales incluyen:
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Falta de diversidad en el centro de salud
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El centro de salud está diseñado inadecuadamente para cumplir con las necesidades de la población diversa de clientes/pacientes
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Problemas de comunicación entre los proveedores de salud y los clientes/pacientes de diferentes países, grupos étnicos, culturales, sociales, orientación sexual y religiosos.
Competencia cultural es uno de los principales ingredientes para la eliminación de las disparidades en los hospitales y centros de salud mental comunitarios y es por eso por lo que, cuando los trabajadores sociales clínicos/psiquiátricos hablan de problemas psicosociales y de salud mental sin darse cuenta de las diferencias culturales que son presentadas durante su interacción con los clientes/pacientes, estas se intensifican. Simplemente dicho, los hospitales y los centros comunitarios de salud mental que respetan y responden a las necesidades socioculturales y lingüísticas de diversas personas, podrían ayudar para la creación de resultados positivos en los servicios de salud. Para poder desarrollar competencia cultural, se requiere examinar las preferencias y prejuicios, buscando modelos a seguir y compartir cuanto tiempo sea posible con otras personas que tengan pasión por competencia cultural. El término de competencia multicultural salió en la publicación de Salud Mental del psicólogo Paul Pedersen en 1998, por lo menos una década antes de que el término competencia cultural se hiciera popular.
Según Coon, D. (2000), La mayoría de las definiciones de competencia cultural son compartidas entre la diversidad de profesionales que provienen del sector de la salud. Según Carter, R. (1999), algunos de los beneficios de construir competencia cultural en una organización, son:
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Aumenta el respeto y entendimiento mutuo entre los involucrados.
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Aumenta la creatividad para resolver problemas a través de nuevas perspectivas, ideas y estrategias.
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Disminuye sorpresas no deseadas que puedan retrasar el progreso de la intervención.
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Aumenta la confianza y cooperación del cliente/paciente.
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Aumenta la participación y colaboración de otros grupos multiculturales.
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Ayuda a superar el miedo a cometer errores, a la competencia o al conflicto. Por ejemplo, al entender y aceptar a personas de culturas diferentes, hay mayor posibilidad de que estas personas se sientan más cómodas.
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Promueve la inclusión e igualdad de derechos.
Datos estadísticos de los latinos en los Estados Unidos:
En el 2005, los Latinos éramos el grupo minoritario más alto de los Estados Unidos, compuesto de: 14% de la población total, comparados con el 13% de afroamericanos y el 5% de asiáticos. Para el 2050, se espera que los Latinos llegaremos a ser casi el 29% de la población. Según el reporte del US Census Bureau (2006) y el Pew Hispanic Center (2015), más del doble de la representación del 2005. El Estado de New York, es el hogar de más de 3.1 millones de Latinos, o el 16% de la población (Pew Hispanic Center, 2015). Los Latinos de origen caribeño es el grupo más mayoritario de la población latinoamericana, 58%, seguido por aquellos de origen sudamericano 15%, de origen mexicano 12%, de origen centro americano 9%.
Según el reporte del Pew Hispanic Center (2015), los Latinos somos el 25% de la población total del Estado de New York; 38% son caucásicos, 23% son afroamericanos y el 14% son del Asia/Islas del Pacífico y otras. La mayoría de los Latinos residen en East Harlem, en la ciudad de New York, “el barrio” como es referido por los residentes Latinos. Según el Censo del 2000, los Latinos eran el 52.1% de la población del East Harlem, seguidos por los afroamericanos, el 35%; los caucásicos el 7%. Entre los Latinos, los puertorriqueños son el grupo más extenso en el área de East Harlem, el 57.75% de la población Latina, segundo por mexicanos el 16.9% y dominicanos, el 7.7%. Según el reporte de Pew Hispanic Center (2015), los Latinos en el Estado de New York son parte de casi un tercio de los residentes. Desde el 2000 hasta el 2015, la población Latina ha aumentado al 14%, o 2’485,26 de habitantes. Según la Oficina del Controlador del Estado de New York (2016), casi uno de cada neoyorquino se identifica como Latino o Hispano. Entre 1990 y 2014, La población Latina en el Estado de New York creció un 66%, alcanzando casi 3.7 millones (19% de la población) y la mayoría (87%) vive en la ciudad de New York y en los alrededores de la ciudad.
Aporte Latinoamericano al crecimiento de los Estados Unidos:
Según el U S Census Bureau (2016), en el Estado de New York, el 83% de Latinos no hablan inglés en sus hogares. La falta de proficiencia del inglés sirve como una barrera mayor para el acceso a los servicios médicos y de salud mental. Más importante todavía, aquellos que prefieren recibir servicios de salud mental en castellano tuvieron menos probabilidades al acceso a servicios de salud mental. Comparados con los Latinos con proficiencia en inglés, aquellos con conocimiento limitado del inglés fueron los mayores de 65 años, con mayor probabilidad de tener seguro médico, todos los factores de riesgo contribuyen al estrés emocional.
Según datos de U S Census Bureau (2016), los más de 50 millones de Latinos que hacen la mayor contribución al crecimiento demográfico de los Estados Unidos siguen siendo en su mayoría de origen mexicano, puertorriqueño y cubano, pero el rostro y la geografía de la mayor minoría del país está cambiando. Las cifras del censo del 2010 muestran que los Latinos somos ya más del 16% de la población y su número ha aumentado en un 43% en la ultima década. Los Latinos aportamos entre el 2000 y el 2010 el 56% del crecimiento de la población total del país. La recesión económica golpeó especialmente a los Latinos con la crisis de la construcción, un sector de empleo importante para esta minoría y tan sólo en el 2009 1,4 millón de Latinos se sumaron al contingente de los pobres, que en los Estados Unidos queda determinado por un ingreso anual familiar por debajo de los $22,000 dólares.
Según datos del US Census Bureau (2016), la tasa de pobreza entre los Latinos era del 23.4%, comparada con los caucásicos, 12.4%, los afroamericanos con el 26.2%, con los nativos americanos con el 27.6%, mientras que el de los asiáticos fue de 12.3%. El nivel de educación académica de los Latinos es notablemente inferior al de la población en general, el 23.5% de los Latinos ha completado menos de nueve años de escuela, comparado con el 6.3% de la población general, el 3% de los caucásicos y el 5.4 % de los afroamericanos. En el otro extremo de la enseñanza académica, sólo el 12 % de los Latinos se ha graduado de la Universidad, comparado con la población general, el 31.1% de los caucásicos y el 17,7% de los afroamericanos. Aunque el ritmo de crecimiento de la población Latina ha disminuido en los años recientes, La Oficina del Censo calcula que para el 2050 habrá en los Estados Unidos unos 100 millones de Latinos, esto es casi el 25% de la población total.
El caso de los peruanos en los Estados Unidos:
Típicamente, los peruanos inmigraron a los Estados Unidos por razones económicas, para huir de la pobreza y en busca de mejor calidad de vida. Los peruanos en su mayoría son de zonas urbanas del Perú, especialmente de la capital (Lima) y la mayoría se establece en la zona metropolitana de la ciudad de New York, en el Condado de Queens (Jackson Heights). Los Estados con mayor índice de peruanos en los Estados Unidos son Florida, California, New Jersey, New York. Texas y Virginia son también hogar para una comunidad significante de personas descendientes de peruanos. Mientras cursaba estudios universitarios en la Universidad Pontifica San Martin de Porres en el programa de Psicología, una huelga indefinida de maestros universitarios de todo el Perú interrumpió mis estudios. Fue entonces que en 1975 inmigré a los Estados Unidos. Mi primer punto de llegada fue en Winfield, una ciudad de diez mil habitantes. Ingresé al Soutwestern College a la facultad de psicología y trabajo social. El College tenía ochocientos estudiantes en su mayoría norteamericanos, con mi hermano Jorge sólo éramos solamente dos estudiantes de América Latina (Perú).
Según la Oficina de Censos de los Estados Unidos (2017), hasta el 2017, 679,340 residentes de los Estados Unidos se identificaron de ser de origen peruano. Los inmigrantes peruano-americanos llegaron a los Estados Unidos en cuatro olas pequeñas, pero olas de inmigración que ocurrieron primero en San Francisco, California, durante la búsqueda del oro junto con mineros chilenos, al comienzo del 1848 y en el área metropolitana de Detroit en los 1950. Otra ola de inmigración ocurrió nuevamente durante la primera parte del siglo XX, debido a la expansión de la industria textil en New York y en New Jersey. Al comienzo de 1970, otra ola de ciudadanos peruanos, arribaron a los Estados Unidos en su mayoría huyendo del gobierno militar. Los años 1980-1990, fueron testigos del flujo más importante de peruanos a los Estados Unidos, esta vez en respuesta a la política inestable de una economía destruida y también huyendo del terrorismo.
¿Qué es considerada buena salud para los Latinos en los Estados Unidos?
Según una encuesta realizada con médicos y pacientes Latinos de la ciudad de New York; existe una gran disparidad entre pacientes Latinos y sus médicos con respecto a lo que ¿qué constituye una buena salud? Mientras que la mayoría de los Latinos piensan que su salud es buena, los médicos discrepan al respecto por un amplio margen (Tallaj, R., 2018). Y solamente un tercio de los pacientes Latinos piensan que no reciben la atención médica que necesitan, mientras que dos terceras partes de los médicos consideran que los Latinos padecen de barreras persistentes para tener acceso a los servicios de salud médica y mental. Muchos problemas de salud/salud mental se quedan desatendidos dentro de la comunidad Latina. Tabaquismo, asma, obesidad, diabetes, hipertensión arterial, depresión, ansiedad, son los principales problemas de salud, pero la educación en esta materia no es equiparable con la gravedad del asunto y, además, las informaciones sobre educación sanitaria no se hallan en castellano. Así mismo, la salud mental, el abuso de substancias ilícitas y de alcohol siguen siendo enfermedades estigmatizadas, un tabú, por lo que suele tratárseles deficientemente o, de plano, no son tratadas (Tallaj, R., 2018).
El nivel de educación de los Latinos es notablemente inferior al de la población general. Entre los Latinos adultos en la ciudad de New York, según las edades de 25 años o más, el 35% no se ha graduado de la secundaria, comparado con el 14% entre los grupos no Latinos adultos. Un porcentaje menor de Latinos comparado con los no Latinos han completado estudios universitarios, 16% vs. 42% (Bureau of Census, 2018). Aunque el ritmo de crecimiento de la población Latina ha aminorado en años recientes, la Oficina del Censo (2018), calcula que para el 2030 habrá en los Estados Unidos una población de 74.81 millones de Latinos.
Según el Bureau of the U. S. Census (2018), se espera que la población de adultos mayores Latina en lo Estados Unidos aumente a un 55% en las próximas tres décadas, comparada con el aumento de la población caucásica del 93%. Los Latinos mayores tienen más probabilidad de tener mάs enfermedades y ser más pobres. El 24% de los adultos mayores Latinos (comparados con el 12% de los adultos caucásicos). La mala condición de salud parece estar atribuida al bajo nivel económico y al tiempo expuesto en ocupaciones expositivas que afectan la salud (construcción, jardinería, carpintería, agricultura, cocina, limpieza, etc.). Tomadas en conjunto, el acceso a los servicios de salud física y mental para esta población es extremadamente limitada (NKI Center for Excellence in Culturally Competent Mental Health, 2011).
Cada año, millones de americanos son afectados por trastornos emocionales y los Latinos no son excepción. La población inmigrante Latina y sus hijos encuentran un alarmante número de factores de riesgo y de trastornos emocionales. Además, su posición minoritaria y de ciudadanía podrían limitar el acceso a recibir servicios que ellos necesitan. Según el reporte de Zárate, M. (2013), mientras que los trastornos emocionales son el resultado de una combinación de genes y de factores socioambientales, las circunstancias ambientales también juegan una función importante.
Los hijos de los inmigrantes Latinos pueden tener dificultad de vivir con las expectativas y demandas de una cultura en la casa y de otra en el colegio. Los niños pueden no ir donde sus padres cuando tienen problemas o preocupaciones, pensando que sus padres no entienden la cultura lo suficientemente como para poder ayudarlos o ya están bastante abrumados con tantas tensiones debido al reasentamiento. Mientras que la segunda y tercera generación de inmigrantes Latinos enfrenta un gran riesgo de sufrir trastornos emocionales, la mayoría de ellos no reciben tratamiento de salud mental, sólo hasta cuando la situación se vuelve crítica. Los inmigrantes Latinos y personas de grupos minoritarios están subrepresentados en el sistema de salud/salud mental y en el tratamiento de problemas que no requieren hospitalización (NKI Center fo Excellence in Culturally Competent Mental Health, 2011). Esto significa que con frecuencia las oficinas de los médicos no atienden a aquellas personas con trastornos emocionales o que podrían correr el riesgo de hacerse daño o a otras personas. No es justo que cuando una persona entra a la oficina de un médico sufriendo de un episodio de trastorno emocional (ansiedad, depresión) y la primera pregunta que le hacen es “¿tiene seguro médico?” “¿trajo su tarjeta del seguro médico?”
Según el reporte del NKI Center of Excellence in Culturally Competent Mental Health, 2011), los inmigrantes Latinos tienen el más alto índice de no tener seguro médico que cualquier otro grupo dentro de los Estados Unidos. La falta de seguro médico les imposibilita el acceso a los servicios médicos y de salud mental. En el 2007, el 32% de la población Latina no tenía seguro médico, comparada con el 10.4% de la población caucásica no Latina (Pew Research, 2009). Los índices son mayores para los mexicanos-americanos, 37.6% que los puertorriqueños, 20.4%, y los cubanos. El 22.8% de los Latinos menores de 65 años no tienen seguro médico. Los niños hacen el 29% de los menores de 10 y 8 años que no están asegurados, comparados con em 11% de los caucásicos de la misma edad (NKI Center of Excellence in Culturally Competent Mental Health, 2011). La razón por la falta de seguro médico según el reporte del Bureau, U.S Census (2018), se debe a que los empleadores no ofrecen seguros médicos y sólo el 44% de los Latinos que sí tienen seguro médico, son atribuidos a factores como ciudadanía, nivel de educación y características del lugar de empleo.
El nivel de aculturación entre los Latinos en los Estados Unidos podría ser un factor para predecir trastornos emocionales y la evidencia de la función de la aculturación ha sido inconsistente. Por ejemplo, Ortega y colegas (2000), reportaron la posibilidad del aumento de los trastornos emocionales y de abuso de alcohol y de substancias ilícitas entre los Latinos aculturados que entre los Latinos menos aculturados a los Estados Unidos. La manera de vivir en los Estados Unidos impone cambios socioculturales y de estrés en la vida tradicional de los Latinos. La adaptación a la cultura americana puede debilitar la estructura familiar (familismo), si no se tiene un sólido sistema familiar y la salud mental de los niños o de sus padres se puede deteriorar (Diaz, C. J., Niño, M. 2019). Según estos autores, los inmigrantes Latinos exhiben mejor salud física y mental que los Latinos nacidos en los Estados Unidos. La fuerte orientación familiar, también conocida como familismo, podría contribuir a esta ventaja inmigrante. Según el aumento de monolingües y bilingües entre la población Latina de los Estados Unidos, es importante que los trabajadores sociales clínicos sean socioculturalmente competentes y sensitivos para poder tener resultados positivos. Basado en mi extensa experiencia profesional, cuando los servicios son ofrecidos en el idioma del consumidor (cliente/paciente) y sin necesidad de traductores, los Latinos continúan en el tratamiento más tiempo que cuando los servicios no son provistos en su idioma natal (Castellano).
La familia, su importancia y sus principales transformaciones socioeconómicas:
Hasta hace poco tiempo, muchos norteamericanos estaban de acuerdo en que la vida familiar estaba compuesta por un grupo de creencias tan dispersas que estas fueron aceptadas como hechos reales. En los Estados Unidos, las familias inmigrantes tienen que sortear muchos retos con relación a su sustento económico, vivienda y la educación de sus hijos. Algunos obstáculos son la falta de educación, el no saber escribir, leer y hablar inglés, la falta de familiarización con las costumbres norteamericanas, la dificultad para encontrar trabajo estable, o uno que pague lo suficiente como para mantener a la familia y la dificultad en tener acceso a programas de asistencia social, de salud física, mental y económica.
Cuando me refiero a las familias de inmigrantes Latinos, el padre, aquel que trasmite una de las fuerzas necesarias para sus hijos, es el principal ausente, simplemente no se encuentra en casa, en su hogar, con su familia. Desafortunadamente, de tantas razones por la cual los miembros de una familia se separan, a pesar de tener vínculos que los unieron, se encuentra la migración. La migración es el proceso de separación aún más difícil pues los miembros de la familia no han roto sus lazos emocionales, Sino que estos son rotos por la distancia, una vida mejor, pero ¿Qué significa una vida mejor cuando se separan de los seres queridos? Porqué muchas veces solo se habla del sufrimiento del inmigrante al separarse de su familia, pero y ¿qué hay de la parte del dolor de separarse de los padres, de los hijos, de los hermanos, de la esposa, de la enamorada/novia, de las amistades, de los espacios, de sus costumbres, del barrio, de una vida, o la contraparte, el dolor de la familia cuando ven partir al conocido, al que alguien extraña? Por diferentes razones, sin rumbo más que la meta de un sueño es lo que los mantiene firmes en su decisión de partir, con la desesperanza en su país o de su ciudad, con las injusticias, con los familiares en el corazón y en la mente, el miedo no existe o, por lo menos, no se debe mencionar porque debilita.
Recomendaciones para los servicios de salud mental:
Los avances de los trastornos emocionales en la comunidad Latina en los Estados Unidos, especialmente en el Estado de New York es preocupante. Es también preocupante para América Latina, donde los recursos son escasos. Para esto sugiero que trabajo social clínico en el área de salud mental sea ampliado, con énfasis en la educación, promoción, y prevención de problemas de salud mental. Los trabajadores sociales clínicos proveemos servicios de salud mental a individuos y familias que tienen trastornos emocionales, mediante el diagnóstico y la psicoterapia. Es importante notar que el contexto familiar actual es más complejo, debido a la manera como se formalizan las uniones y las rupturas conyugales. Es por lo anterior que la importancia de cada uno de sus miembros es vital para el desarrollo sostenible e integral de la familia completa.
La tensión de aculturación es particularmente difícil para las familias Latinas con padres que son monolingües, con hijos que son bilingües y que tienen problemas adaptándose a la cultura norteamericana. Según el reporte de la Asociación Americana de Psicólogos (2013), titulado “La psicología de la Inmigración en el Nuevo Siglo,” los padres inmigrantes Latinos y sus hijos viven en mundos diferentes y con frecuencia los padres no saben mucho de lo que sus hijos hacen cuando están fuera de la casa. Esto pone presión en los hijos para buscar salida a sus problemas y consejos adecuados que sus padres no pueden darles. A pesar del aumento de tensiones que tienen los inmigrantes Latinos y el acceso a profesionales Latinos, muchas familias Latinas no buscan servicios de salud mental por causa del estigma que tienen acerca de esta enfermedad.
La Asociación Americana de Psicólogos (2013), recomienda que los servicios de salud mental se desarrollen en tres etapas que abarcan:
1). Conocimiento cultural del psicoterapeuta.
2). Actitudes y creencias del psicoterapeuta hacia las diferentes actitudes de modo clientes/pacientes y
3). Creencias de los clientes/pacientes y el entendimiento personal, destrezas del psicoterapeuta y de intervenciones adecuadas. Esto incluye ofreciendo a los clientes/pacientes acceso fácil a recursos, tales como, traductores y asistencia legal, así como también facilitando el acceso a diferentes programas de la comunidad.
Es necesario también la intervención interdisciplinaria entre las agencias del sistema de salud mental. Es de mi opinión que debería de haber una transición y de colaboración de servicios sin contratiempos entre hospitales, colegios y los centros de salud mental comunitarios para así asegurarse que los pacientes reciban información y atención de salud mental inmediata. El sistema de salud mental puede también ayudar a mejorar la salud mental de las comunidades de inmigrantes Latinos, ubicándolos donde ellos se encuentran. También se deberían desarrollar campañas de información junto con los medios de comunicación en idiomas extranjeros de la comunidad local. También se debería dar información disponible sobre la salud mental en diferentes idiomas, en lugares donde frecuentan los inmigrantes Latinos, como Iglesias y clubs sociales (Asociación Americana de psicólogos, 2013).
Trabajo social clínico interdisciplinario:
Según Abramson, J., y Mizrahi, T. (1996), Garcés, C. (2002-2018-2019), el razonamiento para la participación y colaboración entre profesionales se basa en el reconocimiento de la complejidad de los problemas humanos, el nivel de conocimientos y destrezas de intervención que son necesarios para poder lograr resultados positivos. El trabajador social clínico intensifica la efectividad de su intervención al tener conocimientos acerca de la cultura e historial de un determinado cliente/paciente. Cultura y tradiciones son componentes importantes. Es también importante para el cliente/paciente y sus familiares poder compartir sus tradiciones con el trabajador social clínico durante la entrevista inicial. Una buena pregunta personal serίa: ¿Qué es importante en su cultura que me ayudaría para ofrecerle mejores servicios?” La respuesta a esta pregunta podría ayudar para prevenir malentendidos entre el trabajador social clínico, los clientes/pacientes y sus familiares (Garcés, C. 2018-2019).
Problemas más frecuentes de salud mental en la comunidad Latina en los Estados Unidos:
Los Latinos tenemos la misma incidencia de trastornos de salud mental al ser comparados con el resto de la población norteamericana. Sin embargo, las inquietudes, experiencias, maneras de entenderlas y de tratarlas podrían ser diferentes. Sin salud mental no podemos estar saludables. Cualquier parte del cuerpo humano, incluyendo el cerebro, puede enfermarse. Todos pasamos por diferentes eventos o situaciones que nos causan altibajos emocionales de vez en cuando. Las condiciones de salud mental van más allá de las reacciones emocionales que tenemos en diferentes situaciones. Se trata de condiciones o de situaciones que pueden alterar la vida cotidiana, ya que estas se dificultan y podrían crear problemas relacionados con otras personas y puede ser causa de problemas en el lugar de trabajo y de perder el empleo. Sin el tratamiento adecuado, los problemas de salud mental pueden empeorar y hacer difícil el diario vivir de la persona (National Alliance on Mental Illness, 2019).
Trastornos de ansiedad, incluyendo el pánico, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de estrés post traumático y fobias. Asimismo, trastornos de depresión, de alimentación, de personalidad y psicóticos, incluyendo la esquizofrenia. Son varios los factores que pueden contribuir a sufrir un trastorno emocional, por ejemplo, los genes y el historial familiar; experiencias en la vida, el estrés o si ha habido algún tipo de abuso emocional, sexual y físico durante la infancia. Además, los factores biológicos como desequilibrios químicos en el cerebro, lesión cerebral traumática, exposición de la madre a algún virus o productos químicos, consumo de alcohol o drogas ilícitas, o padecer de alguna enfermedad (cáncer, Sida, diabetes).
Los trastornos emocionales más comunes son:
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Estado depresivo (animo bajo) durante la mayor parte del día
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Desinterés e incapacidad para sentir placer (anhedonia) en todas o casi todas las facetas diarias, y la mayor parte de días.
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Descenso de peso corporal de forma abrupta (mas de un 5% de peso en 30 días), o bien perdida o aumento exagerado de apetito la mayor parte de días.
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Dificultad para dormir (insomnio) casi cada día.
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Agitación o lentitud psicomotora la mayoría de los días.
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Baja energía la mayoría de los días.
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Sensación de inutilidad, de culpa o de agotamiento existencial la mayoría de los días.
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Descenso de la capacidad para mantener la concentración, para tomar decisiones.
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Ideas suicidas, pensamientos intrusivos sobre la muerte.
Las condiciones de salud mental más comunes en la comunidad Latina son:
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Esquizofrenia.
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Trastorno de ansiedad generalizada.
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Depresión mayor.
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Trastorno de estrés.
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Trastorno bipolar.
Otros problemas son asociados con la condición de salud mental en la comunidad Latina son:
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Intento de suicidio.
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Uso excesivo de sustancias ilícitas y de alcohol.
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Violencia doméstica.1qa
A pesar de que la comunidad Latina en los Estados Unidos muestra una predisposición similar a las condiciones de salud mental, cuando son comparadas con el resto de la población, lamentablemente existen discrepancias en el acceso al tratamiento y a la calidad de servicios. Esta desigualdad expone a que los Latinos corran el riesgo de tener un trastorno de salud mental o un episodio de crisis y no poder ser atendidos adecuadamente. Por lo general, los Latinos no buscamos tratamiento para la salud mental. Según el reporte de la Administración de Servicios de Substancias y de Salud Mental, en el 2012, solamente un 27.3 % de Latinos con condiciones de trastornos emocionales buscaron ayuda profesional. Por lo general, la comunidad Latina no habla de los problemas de salud mental. Existe poca información al respecto y no podemos saber lo que nadie nos ha enseñado. Muchos Latinos no buscan tratamiento de salud mental porque no reconocen los síntomas o porque no saben dónde buscar ayuda. Esta falta de información aumenta el estigma ya asociado con los problemas de salud mental. Muchos Latinos no buscan ayuda ni tratamiento psicológico por el temor a ser considerados “locos,” ya que esto les puede causar vergüenza.
El estrés de la aculturación según Dillo, F. y colegas (2013), se refiere al estrés psicológico que es experimentada por los inmigrantes cuando respondemos a los retos que encontramos mientras nos adaptamos a una cultura diferente. Décadas de estudios de investigación ha despertado el interés sobre el impacto en la salud mental de los Latinos en los Estados Unidos, haciendo de esto con frecuencia un determinante en las disparidades en salud mental que padecen los Latinos. El estrés aculturativo está ligado a múltiples problemas psicosociales y de salud mental, incluyendo ansiedad, depresión, suicidio y el abuso de alcohol y de sustancias ilícitas. A pesar de esto, existe poco conocimiento sobre las experiencias que están relacionadas al estrés de aculturación durante los primeros años de haber inmigrado a los Estados Unidos.
Los Latinos en los Estados Unidos enfrentamos muchos factores que podrían aumentar el riesgo de enfermedades mentales. El estrés se puede manifestar a través de la depresión y la ansiedad, lo cual puede llevar a cualquiera al abuso de sustancias ilícitas o de alcohol y en muchos casos, suicidio. El estrés se manifiesta a través de la inmigración la cual es la causa de estrés emocional y a la mayoría de los inmigrantes no les va bien con la transición de la reubicación. La investigación sistemática dentro de la trayectoria moratoria y el subsecuente seguimiento de los indicadores culturales, sociales, vocacionales y el funcionamiento familiar ayudaría a los trabajadores sociales clínicos a reconocer los problemas, las adaptaciones y a comprometerse en la promoción de la salud mental, prevención e intervenciones de tratamiento en un determinado tiempo (Insel, T. R., 2005). Debido a que la evidencia de estudios es limitada la investigación serviría para desarrollar y evaluar estrategias de intervención y promoción de la salud mental en la comunidad Latina y la prevención de trastornos emocionales que responden a los problemas de aculturación.
Las diferencias culturales pueden causar que los trabajadores sociales clínicos/psiquiátricos diagnostiquen incorrectamente a sus clientes/pacientes. Por ejemplo: Los Latinos, solemos describir los síntomas relacionados a la depresión como “nervios, cansancio o de estar enfermos físicamente.” Estos síntomas están relacionados con la depresión, pero cuando el trabajador social clínico/psiquiátrico no entiende la cultura del cliente/paciente, esto podría influenciar negativamente en el tratamiento y puede que no los reconozca como síntomas de depresión. A pesar de que los Latinos preferimos ser atendidos por profesionales de salud mental que sean también Latinos, desafortunadamente esto no es posible porque sólo existe un pequeño porcentaje de trabajadores sociales clínicos/psiquiátricos que son bilingües y culturalmente competentes. Desafortunadamente, muchos proveedores de salud mental no son socioculturalmente competentes y no saben cómo intervenir efectivamente con la comunidad Latina de manera eficiente. El comprender los motivos por las disparidades socioculturales, nos ayudará a construir un sistema de salud mental que pueda combinar la calidad superior con una atención de servicios de salud mental más efectivos.
Los Latinos conformamos un tercio de los ocho millones de habitantes de la ciudad de New York y alrededores. Pero aun cuando representamos una parte sustancial presente del Estado de New York y no bien somos una población en crucial aumento, nos mantenemos completamente invisibles. Somos invisibles porque somos diferentes, y, dados estos factores en conjunto, la atención a nuestra salud física y mental está en crisis. En comparación con otros ciudadanos neoyorquinos, La mayoría de los inmigrantes Latinos carecen de seguros de salud, carecen de atención médica de calidad, que sea, además, socioculturalmente competente, al tiempo que enfrentan escasez de opciones de atención médica y de salud mental de buena calidad. Los inmigrantes Latinos enfrentan obstáculos que los hacen más susceptibles a contraer enfermedades, razón por la cual experimentan resultados menos favorables a su estado de salud (Tallaj, R., 2018).
Ambas, la presentación de trastornos emocionales y la manera de explicarlos son diferentes entre la población Latina en los Estados Unidos. Según el reporte de Lewis-Fernández, E, y colegas (2005), los Latinos con problemas de depresión y de ansiedad tienen más probabilidades de presentarse con quejas psicosomáticas cuando son comparados con los americanos caucásicos. Esta podría ser la razón por la cual los pacientes Latinos con depresión y ansiedad tienen más probabilidad de buscar tratamiento médico para estos problemas, en vez de buscar tratamiento de salud mental. Es importante, que la presentación somática de depresión entre los Latinos pueda hacer que los médicos se equivoquen, resultando así un diagnóstico equivocado, de la administración de exámenes innecesarios y de tratamiento inadecuado (Lewis-Fernández, y colegas, 2005).
Basado en mi experiencia profesional en el centro hospitalario y en centro de salud mental comunitario desde 1985 hasta el presente, los Latinos tienen diferentes creencias acerca de sus trastornos emocionales, por ejemplo; algunos Latinos creen en los espíritus o pecados por la causa de su enfermedad; una interpretación que todavía no se puede entender por los profesionales de salud mental. Ellos pueden usar lenguajes diferentes al describir sus síntomas, términos culturales que impiden reconocer y entender su problema. La falta del éxito en distinguir adecuadamente los trastornos emocionales comunes y problemas culturales puede contribuir al retraso en buscar ayuda para sus problemas, tratamiento inadecuado y resultados negativos.
Un conocido trastorno cultural entre los Latinos es el “ataque de nervios,” el cual es un lenguaje de desesperación que es particularmente común entre los Latinos del Caribe, y reconocido por muchos grupos Latinos. Esto es descrito en el Criterio de Diagnósticos del DSM-5 (2013) de trastornos culturales y los síntomas incluyen: fríos incontrolables, ataques de llanto, temblores en el cuerpo, calor en el pecho subiendo hasta la cabeza, volviéndose verbal o físicamente agresivo. El ataque de nervios típicamente ocurre como resultado de un evento de estrés, especialmente relacionado con problemas familiares. Después del ataque de nervios, es frecuente que la persona tenga amnesia de lo acontecido, pero rápidamente después vuelve a su normal funcionamiento. El ataque de nervios es con frecuencia comparado con un episodio de pánico debido a que los síntomas se parecen. Los factores que distinguen al ataque de nervios con episodios de pánico se deben a que tienen una cercana asociación entre un ataque con un episodio precipitante y la ausencia de síntomas de miedo y de pánico (Guarnaccia, P. J. (2008) -(NKI Center for Excellence in Culturally Competent Mental Health, 2019). Debido a que el ataque de nervios es descrito como una reacción emocional pero temporal a las circunstancias de la vida cotidiana, La persona puede no reconocer la debilitante enfermedad mental o la necesidad de buscar tratamiento para su salud mental.
Mientras que los síntomas del susto son parecidos al del Criterio de Diagnósticos del DSM-5 (2013), de depresión mayor, las implicaciones para el tratamiento son diferentes. Tradicionalmente, el tratamiento para el susto consiste en una práctica de cultos rituales, con el propósito de llamar al alma a que regrese al cuerpo para que “limpie” a la persona afectada y le devuelva el balance a su cuerpo. Tales rituales son conocidos por los curanderos Latinos tradicionales. Mientras que los clientes/pacientes que sufren del susto pueden experimentar alguna mejoría con tratamientos convencionales para los trastornos de depresión mayor, la falta de considerar las creencias socioculturales de los clientes/pacientes puede limitar la eficiencia de la intervención psicoterapéutica, afectar la adherencia y modificar la confianza (o falta de confianza) en el sector formal de salud mental. El evento que precipita el susto puede ser correlativo con el diagnóstico diferencial occidental. Por ejemplo, el susto como resultado de un conflicto de una correlación mayor con el diagnóstico occidental de depresión mayor (Guarmaccia, P. J., 2008).
Los retos son aun mayores para aquellos que no saben hablar ni escribir en inglés. Si cuando van a ver al trabajador social clínico/psiquiátrico, esto podría ser increíblemente difícil el poder expresar sus emociones en su propio idioma. La traducción puede ayudar, pero el trabajador social clínico/psiquiátrico debe de tener buen entendimiento del contexto cultural para poder asistir al cliente/paciente. Los dialectos diferentes pueden también complicar la traducción. Muchos inmigrantes Latinos prefieren no buscar ayuda profesional o confiar en los trabajadores sociales clínicos/psiquiátricos debido a la falta de entendimiento cultural y de competencia profesional para entender sus problemas. Según el reporte de The National Alliance on Mental Health (2017), uno de cada cinco Latinos sufre de una condición de salud mental. Los Latinos tenemos una orientación colectivista, siendo de orientación familiar (familismo), de ayuda mutua y unidos, son atributos de la cultura Latina (Interian y colegas., 2007-National Alliance on Mental Health-2011). Familismo, es una palabra única del idioma castellano que enfatiza una fuerte relación familiar, que puede servir como un factor de protección que fomenta el apoyo social y que protege a las personas contra síntomas de depresión, incluso en situaciones de riesgo ambiental (Menselsen y colegas, 2008-National Alliance on Mental Health, 2011).
Depresión en la mujer Latina:
Aunque la depresión mayor en la mujer Latina está siendo reconocida, el riesgo y los mecanismos de protección que son asociados con el efecto en los niños cuando la madre sufre de depresión está bien entendido por las familias Latinas. En el censo del 2000, las mujeres Latinas eran el 51.5% de la población Latina de los Estados Unidos (US Bureau of Census, 2000). La mayoría de las mujeres Latinas están concentradas en ocupaciones de bajo salario, por ejemplo, factorías, restaurantes, limpieza, o recepcionistas. Las mujeres Latinas tienen el doble de desempleo, comparadas con las mujeres americanas caucásicas, y sufren de múltiples desventajas sociales y económicas tales como, bajo nivel de educación, bajos ingresos económicos, madres solteras, altos niveles de pobreza y víctimas de violencia doméstica. Estos factores impactan su salud mental y las limita al acceso y al uso de los servicios de salud. Las mujeres Latinas nacidas en los Estados Unidos tienen un alto índice de riesgo de depresión mayor y de atentados de suicidio que las mujeres no Latinas (Giachello, A., 2001).
Un reciente estudio de Lewis, M. J. y colegas (2005), encontró niveles significantes de estigma asociados con síntomas depresivos y antidepresivos. Los Latinos que participaron en el estudio recibieron tratamiento para la depresión, dijeron que una experiencia con síntomas depresivos es descrita negativamente, vista como característica dentro de su contexto social. Cuando fueron consultados sobre las complicaciones adhiriéndose al régimen de medicinas antidepresivas, el 73% de las participantes hicieron comentarios con referencias al estigma, seguido solamente por el 87% de los efectos secundarios de la medicina. El tener que tomar medicamentos antidepresivos parece ser desaprobado por los familiares de los participantes y de su sistema social de apoyo.
Servicios de salud mental formal versus remedios caseros (Botánicas):
Debido al bajo índice de utilizar los servicios de salud mental entre la población Latina es atribuido a las consecuencias socioculturales de buscar estos servicios. La investigación sugiere que los Latinos no buscan ayuda debido al miedo de ser deportados, desconfianza de los proveedores de servicios y el miedo a las autoridades legales (Lewis y colegas., 2005). Otros estudios sugieren que las personas tienen miedo de llevar vergüenza a la familia al buscar servicios de salud mental. Según el mismo reporte, debido a que la familia inmediata y la familia extensa actúan como una unidad cercana, los Latinos ven los trastornos emocionales como algo privado y que no debe ser compartido con otros fuera de la familia. Los Latinos pueden estar menos aptos que los norteamericanos caucásicos en buscar ayuda de salud mental debido a que su salud mental esta respaldada por la familia. Los recursos sociales incluyen a la familia, amistades, padrinos, denominaciones religiosas, espirituales y otras personas que practican curaciones y grupos de ayuda personal. Estos recursos son utilizados con frecuencia en vez de servicios profesionales de salud mental, pero la literatura sugiere que estos recursos no reemplazan efectivamente a los servicios profesionales.
Las botánicas (tiendas étnicas de remedios caseros), están particularmente ubicadas en la ciudad de New York. Las botánicas son tiendas que ofrecen remedios caseros religiosos, productos espirituales y servicios a una diversa clientela que en su mayoría son de origen Latinoamericano y del Caribe (puertorriqueño, dominicano, cubano). La presencia de las botánicas en la ciudad de New York está relacionada con la presencia de dispensarios (droguerías que aparecieron en los 1900. Actualmente están ubicadas en zonas done los Latinos son la mayoría. Adicionalmente, Las botánicas ofrecen servicios de consejería a aquellas personas que buscan guía spiritual y emocional en una variedad de situaciones, desde problemas financieros hasta problemas emocionales (consultas). La percepción de la efectividad de las prácticas caseras, combinadas con el hecho de que las hierbas medicinales que son ofrecidas en las botánicas son baratas (bajo costo) y de fácil acceso, atraen a Latinos que buscan servicios de salud mental informales (Gómez, A., Beloz, y colegas, 2001).).
En un estudio realizado por Pérez Porto, J., Merino, M. (2017-2019), los curanderos dijeron ser capaces de curar una extensa variedad de padecimientos fisiológicos, espirituales y emocionales. Ellos también dijeron tener un modelo único para diagnosticar y de curar, comparado con el modelo de los Estados Unidos: con causa psicosomáticas, que son el resultado de las obligaciones y demandas de las relaciones sociales (sociosoma). Los Latinos con problemas de salud física y mental tienen la tendencia de hacer menos uso de los servicios de salud mental que los norteamericanos caucásicos. En el 2007, solamente el 26.6% de Latinos con serios problemas de salud mental recibieron servicios, comparados con em 50% de los Latinos caucásicos (Pérez porto, J., Merino, M., 2019).
Trabajo social en de salud mental:
Mi experiencia en salud mental se inició después de graduarme de Fordham University en 1985. Fue en El Puerto Rican Family Institute donde me inicié como trabajador social psiquiátrico. Este instituto está ubicado en el sur del Condado del Bronx de la ciudad de New York, donde la mayoría de los clientes/pacientes eran de origen Puerto Riqueño y dominicano y de otros países de América Latina. Luego en 1997 fui contratado como trabajador social psiquiátrico/psicoterapeuta en el Queens Neuropsychiatric Institute en el Condado de Queens, New York. La mayoría de los clientes/pacientes son de origen Latino: peruanos, chilenos, ecuatorianos, puerto riqueños, dominicanos, mexicanos, argentinos, colombianos, Luego en 2010 fui contratado como psicoterapeuta por el Community Counseling Services en Long Island, New York. La mayoría de los clientes/pacientes son americanos y algunos Latinos, en su mayoría de Centro América; Guatemala, México, El Salvador, Honduras.
Según el reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS-2013), la salud mental se define como un estado de bienestar el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de contribuir a su comunidad. La dimensión positiva de la salud mental se destaca en la definición de salud que figura en la Constitución de la OMS (2013): La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos problemas. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés emocional, cómo nos relacionamos con los demás y cómo hacemos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez hasta el final de la vida.
Trabajo social en el centro hospitalario:
Trabajo social fue introducido en los hospitales de los Estados Unidos en 1905 por el Dr. Richard Cabot. El Dr. Cabot creó una de las primeras posiciones de trabajo social en el mundo, dándosela primero a Garmet Pelton, Luego le sucedió en el puesto, Ida Cannon (Davidson, K., 1998; Beder, 2006). En 1918, la National Association of Social Workers (NASW) fue establecida con el propósito de mejorar la relación entre la educación formal y la práctica en los hospitales. La función de las trabajadoras sociales en ese entonces era de dar servicios sociales a los más necesitados, pero los administradores querían que las trabajadoras sociales sólo se encargaran de evaluar las necesidades sociales de los pacientes para darles alivio a los médicos y así evitar el abuso de los hospitales por los pacientes (Davidson, K., 1990).
Mi experiencia en el centro hospitalario tubo comienzo en 1997 cuando fui contratado por el Bronx Lebanon Hospital Center. El hospital esta ubicado en el Condado del Sur del Bronx, el cual es uno de los vecindarios mas pobres de los Estados Unidos y está compuesto por un grupo diverso de personas. Las calles están llenas de inmigrantes de todo el mundo. Además, los pobladores de este Condado sufren de enfermedades crónicas, teles como: Sida, diabetes, colesterol, hipertensión, obesidad. También existen problemas psicosociales y de salud mental; delincuencia, consumo de drogas ilícitas, alcohol, prostitución, desamparo (personas viviendo en las calles), maltrato infantil y de adultos mayores, violencia doméstica. Según el informe de la Oficina de Censos de los Estados Unidos (2016), mas del 38% de la población del Sur del Bronx vive por debajo del nivel de pobreza. Los números son peor para los niños: un 49% vive en la pobreza (Bronx Lebanon Hospital Center, 2007).
Actualmente, los trabajadores sociales clínicos trabajan en hospitales, educando acerca del plan de alta, intervenciones de crisis, cuidados paliativos, hospicio, uniendo a pacientes y familiares con los recursos disponibles en la comunidad. Los trabajadores sociales clínicos también asisten a los residentes de medicina y a otros miembros del equipo médico del hospital educándolos acerca de trabajo social, de las habilidades sociales y limitaciones de los pacientes Latinos que no hablan inglés, lo cual es una barrera de comunicación. Mientras que la era de las visitas a los hogares es cosa del pasado, los trabajadores sociales clínicos continúan participando en la evaluación de la situación familiar, reforzando y valorizando los apoyos sociales que son disponibles para los pacientes que son dados de alta del hospital (Garcés, C. M., 2002-2019).
El trabajador social clínico en el centro hospitalario:
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Comunica; enfatiza la comunicación entre el personal médico, los pacientes y sus familiares y se cerciora de que sus necesidades médicas sean debidamente atendidas.
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Ofrece apoyo emocional; centrándose en los problemas psicosociales y necesidades emocionales que los pacientes y sus familiares puedan tener.
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Aboga por los derechos de los pacientes; asegurándose que el hospital ofrezca servicios médicos de calidad.
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Vincula; cerciorándose que los recursos relevantes y disponibles que puedan unir al paciente sean los más adecuados.
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Aconseja; personalizando las interacciones y entiende los sentimientos, actitudes y conductas de los pacientes.
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Interviene; entre los pacientes y el personal médico.
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Coordina; organizando servicios para los pacientes.
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Educa; trasmitiendo conocimientos enseñando temas relacionados con los derechos de los pacientes y acerca de decisiones medical, incluyendo el derecho al final de la vida.
Actualmente durante la pandemia del Covid-19, los trabajadores sociales están desempeñando sus funciones clínicas con el plan de alta de los pacientes fuera del hospital, en sus casas. Los doctores y enfermeros requieren contacto directo con los pacientes. Debido a la pandemia los hospitales tuvieron que reducir los empleados que no eran considerados “esenciales,” entre ellos estaban los trabajadores sociales. Estas regulaciones fueron impuestas por el gobierno federal y local. Los trabajadores sociales no podían tener acceso a comunicarse o intervenir con los pacientes con el Covid-19 o sus familiares
Entendimiento del trabajo social clínico:
Trabajo social clínico es una clase de especialización de trabajo social médico, el cual tiene que ver con dar apoyo, proporcionando psicoterapia y coordinando atención a individuos que padecen de trastornos emocionales severos y que en algunas situaciones requieren hospitalización u otro tipo de ayuda psiquiátrica. Los trabajadores sociales clínicos completan una variedad de tareas cuando trabajan con clientes/pacientes, incluyendo, pero no limitados a evaluaciones psicosociales, psicoterapia individual y de grupo, intervenciones de crisis y de apoyo emocional, coordinación de atención médica y plan de alta. Los trabajadores sociales clínicos son empleados en una variedad de lugares, desde hospitales, escuelas, centros de rehabilitación médica y física y alcohol/drogas, cortes legales, centros penitenciarios hasta clínicas de salud mental comunitarias. Por lo tanto, trabajo social clínico es amplio y extenso.
Los trabajadores sociales clínicos pueden trabajar como:
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Administradores de clínicas de salud mental comunitarias.
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Investigadores.
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Rehabilitadores.
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En hospitales psiquiátricos y médicos.
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Administradores de casos.
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Psicoterapeutas.
Trabajo social clínico es una especialización que reúne los siguientes requisitos:
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Cuenta con un cuerpo sistemático de teorías que sustenta su quehacer.
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Tiene autoridad profesional que emana del dominio de la teoría.
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Tiene conocimiento comunitario de que la profesión es válida.
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Posee de un código de ética que rige la conducta de sus miembros, cuenta con una cultura profesional consistente en un vocabulario y metodología profesional.
Trabajo social clínico basa su metodología en el campo sistemático de la evidencia en base al conocimiento derivado de la investigación y evaluación práctica, incluyendo conocimientos propios con un contenido específico. Reconoce también la complejidad de las interacciones entre personas y su medio ambiente y la capacidad de los individuos al reaccionar cuando son afectados por múltiples influencias o circunstancias sobre ellos, incluyendo los factores psicosociales, de salud o ambientales, como lo que actualmente está sucediendo a nivel mundial con el coronavirus (Civid-19). La profesión de trabajo social extrae de las teorías de desarrollo humano, de la teoría social de teorías de sistemas sociales para analizar situaciones complejas y para familiarizar los cambios individuales de las organizations sociales y culturales (NASW-Definition of Social Work, 2000).
Los trabajadores sociales clínicos proveen servicios de salud mental (psicoterapia) a individuos y a familias que sufren de trastornos emocionales. Los trabajadores sociales clínicos pueden dar psicoterapia, inclusive pueden diagnosticar trastornos emocionales hacienda uso del Criterio de Diagnósticos DSM-5 (2013). Las funciones de los trabajadores social clínicos varían, según el lugar de la práctica. La función principal del trabajador social clínico en el hospital es el de plan de alta. Esto es algo que se inicia cuando la persona es admitida al hospital y se complementa antes de que sea dada de alta. El proceso es ambicioso y el trabajador social clínico tendrá que asegurarse que el paciente tenga todos los recursos necesarios para retornar a su casa y poder funcionar adecuadamente en la comunidad (Garcés, C, 2002). Actualmente la estadía en los hospitales es más corta de lo que fuera anteriormente. Algunas veces los pacientes necesitan el proceso de transición hacia un centro de rehabilitación residencial o comunitario (NASW, 2007).
Trabajo social psiquiátrico:
Trabajo social psiquiátrico empezó casi simultáneamente en el Hospital Johns Hopkins. Garnet I. Pelton fue la primera trabajadora social contratada en 1907 y designada al dispensario, el cual es actualmente conocido como Centro de Salud Mental Comunitario. Dos años después, la enfermera Margaret Brodgen asumió la posición y trabajó sola por varios años. Luego resultó obvio para los administradores del hospital que sus servicios eran invaluables y que la institución se beneficiarίa al tener más trabajadoras sociales para atender a los pacientes. El departamento de servicios sociales del hospital llegó a ser una organización formal en 1912, cuando el hospital empezó a contratar más trabajadoras sociales. En ese entonces la educación de trabajo social estaba en su infancia y muchas de las trabajadoras sociales fueron entrenadas por enfermeras (NASW, 2007).
Trabajo social psiquiátrico es una especialización de trabajo social cuyo objetivo es la rehabilitación y restructuración de la personalidad del paciente (la cual lleva acabo en hospitales, dispensarios psiquiátricos, clínicas de salud mental comunitarias, etc.) y una profilaxis psicosocial, que tiende a evitar los desajustes humanos. El trabajo social psiquiátrico es el trabajo de investigación de casos de salud mental, emprendiendo en la intervención directa y responsable junto con psiquiatría, con el objetivo de ayudar a los pacientes que adolecen de trastornos emocionales. El trabajador social psiquiátrico es el profesional que contribuye a la prevención, tratamiento y rehabilitación de trastornos emocionales, trabajando para ello con el cliente/paciente y su familia a fin de que logren una reintegración social plena.
Las primeras trabajadoras sociales psiquiátricas tuvieron el apoyo del Dr. Meyer quien entendió al igual que el Dr. Richard Cabot en 1905, que los factores psicosociales tenían mucho que ver en la genética de los trastornos emocionales y que la fuerza social podría ser introducida para mejorar las posibilidades para que los pacientes mejoren su estado de salud mental. Su esposa, Mary Brooks Meyer, se desempeñó como trabajadora social clínica antes de llegar a Baltimore. En su primera posición en el Instituto Patológico del New York Hospital en la ciudad de New York, La señora Brooks ya había visitado los hogares de sus pacientes y le reportaba a su esposo las condiciones de las familias y sus hogares (NASW, 2007).
Los trabajadores sociales psiquiátricos trabajan en hospitales psiquiátricos, en clínicas de salud mental comunitarias. Entre otras misiones del trabajador social psiquiátrico en el área de la psiquiatría se encuentra las siguientes:
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La prevención de la enfermedad mental mediante la detección anticipada de casos susceptibles.
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La explicación a los usuarios de los servicios clínicos y, en su caso, el acompañamiento de los pacientes.
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La implementación de medidas para favorecer los contactos de postratamiento, como organizar grupos de padres y de auto ayuda, colaborar en campanas de la salud mental.
Trabajador social psiquiátrico/Psicoterapeuta:
Es un profesional entrenado para evaluar y generar cambios en una persona que acude a consultarlo (cliente/paciente) que se da con el propósito de una mejora en la calidad de vida en este último, a través de un cambio en su conducta y actitudes. Al igual que el trabajador social clínico, ambos utilizan el Criterio de Diagnóstico DSM-5 (2013) para la evaluación de trastornos emocionales. Es un profesional licenciado en trabajo social clínico que ayuda a que las personas mejoren sus vidas, desarrollen mejores destrezas cognitivas y emocionales, reduce síntomas de trastornos emocionales para hacerle frente a las adversidades, es también alguien que ayuda a las personas que se acuerden que ellos son valorados y apreciados por otros.
El trabajador social clínico como psicoterapeuta familiar:
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Enseña a los miembros de la familia acerca de cómo funciona la familia en general y, en particular, como funcionan ellos mismos.
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Ayuda a que la familia se enfoque menos en el miembro que ha sido identificado como “problemático” y se enfoque más en la familia como un todo.
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Ayuda a identificar conflictos y ansiedades y también ayuda a la familia a desarrollar estrategias para resolverlos.
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Fortalece a todos los miembros para que puedan trabajar juntos en solucionar sus problemas.
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Enseña maneras de resolver conflictos y cambios dentro de la familia. Algunas veces, de la manera en que los miembros resuelven sus problemas hace que tengan más probabilidades de desarrollar síntomas depresivos.
La diferencia entre los trabajadores sociales clínicos y psicoterapeutas:
Los trabajadores sociales y los psicoterapeutas con frecuencia tienen las mismas funciones. Mientras que los trabajadores sociales clínicos pueden ser psicoterapeutas y proveer servicios psicoterapéuticos, lo contrario no se cierto y las dos funciones son intercambiables.
Trabajador social clínico:
Es un profesional entrenado cuyo enfoque es el de mejorar la vida de los individuos, grupos, comunidades y la sociedad donde vivimos. Los trabajadores sociales clínicos desempeñan una amplia variedad de funciones para poder obtener este objetivo. Uno puede elegir desempeñarse como trabajador social clínico, enfocándose en el diagnóstico y tratamiento de trastornos emocionales. Como trabajador social de servicios sociales, puede ayudar a las personas a satisfacer ciertas necesidades como alimentación, alojamiento y trabajo. Como investigador, puede realizar estudios para mejorar la base de conocimientos de la profesión. Los trabajadores sociales clínicos proveen servicios en una variedad extensa de lugares, incluyendo la prάctica Independente, en hospitales, colegios, universidades, centros de prevención de maltrato de niños, en centros de rehabilitación de alcohol y de drogas ilícitas, en centros comunitarios de asistencia social, en centros para desamparados, en centros penitenciarios, en organizaciones sin fines de micro o en organizaciones internacionales de ayuda en países extranjeros.
Diferencia entre trabajador social clínico y no clínico:
Trabajo social clínico (también reconocido como trabajo social psiquiátrico):
Es una especialidad en salud mental que se basa en teorías y métodos de prevención y de tratamiento, proporcionando servicios de salud mental, con enfoque especial en la conducta y en los problemas y desordenes psicosociales. Los atributos que son características propias de trabajo social clínico incluyen la perspectiva del uso de la perspectiva de, el respeto por la persona en el medio ambiente, por la importancia de los derechos de los clientes/pacientes y una fuerte alianza terapéutica entre el cliente/paciente y el trabajador social clínico. Con más de 200,000 trabajadores sociales clínicos sirviendo a millones de clientes/pacientes, los trabajadores sociales clínicos constituimos el grupo más largo de proveedores de salud mental en los Estados Unidos (Center for Clinical Social Work, 2007, NASW, 2014).
La base de conocimientos del trabajo social clínico incluye las teorías de biología, desarrollo psicológico y sociológico, diversidad y competencia cultural, relaciones interpersonales, dinámicas familiares y de grupo, desórdenes mentales, adicciones, impacto de enfermedades, traumas o heridas y los efectos físicos, sociales y de ambiente cultural. Estos conocimientos son inculcados en las escuelas de Graduados de Trabajo Social y están integrados en las destrezas de la prάctica directa que son desarrolladas por el estudiante por un promedio de dos años de experiencia post graduado bajo la supervisión clínica. Este periodo es suficiente para preparar al trabajador social clínico para poder practicar de manera autónoma con licenciatura del Estado como profesional de trabajo social clínico. En los años siguientes, los trabajadores sociales clínicos pueden obtener una práctica generalista avanzada o también pueden decidir en especializarse en una o más áreas.
Trabajo social clínico es importante por la habilidad de sus practicantes al adaptarse a diferentes funciones, incluyendo a miembros de equipos de jefes de grupo en centros multidisciplinarios y en centros comunitarios de salud mental. Los clientes/pacientes, individuos, parejas, familias, niños y grupos, se benefician de una vasta variedad de servicios directos, incluyendo evaluaciones, plan de tratamiento, intervención de crisis, evaluación de los resultados de la evaluación y administración de casos.
La hábil aplicación flexible de conocimientos, teorías y métodos de intervención, con el enfoque biopsicosocial, es un sello de calidad del trabajo social clínico. Las intervenciones del proceso directo de persona a persona/personas, son conducidas con personas de todas las edades y de diferencias por naturaleza, desde los servicios de prevención, crisis y servicios psico educacionales, hasta la defensa de los derechos de los clientes/pacientes, así como también el breve y extenso proceso de la consejería o psicoterapia. Típicamente, los trabajadores sociales clínicos supervisan y consultan con otros colegas y pueden participar en la práctica directa e indirecta (administración, investigación, enseñanza, escritura). Esta es una norma de prάctica para que los trabajadores sociales clínicos participen y continúen una carrera extensa para continuar la educación clínica y adherirse al código de ética profesional (Center for Clinical Social Work Research, 2007).
La profesión de trabajo social ha evolucionado desde la filantropía y la técnica asistencialista a la tecnología social y, en términos recientes, es considerada como una disciplina científica en construcción de las ciencias sociales, que orienta a una profesión con un espacio definido en la satisfacción de las necesidades humanas, de tipo existencial (materiales) y axiológicas (afectivas y políticas). Trabajo social clínico se está reinventando y teniendo significado con lo que respecta la visión holística de su realidad profesional (NASW, 2014). Con la llegada de la globalización de los mercados y los avances científicos y tecnológicos, los trabajadores sociales clínicos deben pensar desde una dimensión más integral e interdisciplinario, con nuevos métodos de intervención, donde podemos mejorar la calidad de vida y el bienestar social de la persona, su familia y la sociedad.
Modelos de la práctica actual de trabajo social clínico/psiquiátrico:
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Resolución de problemas-Este modelo se enfoca en el entendimiento del problema, buscando ideas diferentes para resolver el problema, haciendo que el cliente/paciente busque la solución, que trate la solución y luego evaluar el resultado de la solución.
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Enfoque en la tarea-Este modelo se enfoca en separar el problema en pequeñas áreas que el cliente/paciente pueda lograr. El trabajador social clínico puede usar esto como práctica, límite de fecha y contrato, para así ayudar al cliente/paciente a que se sienta exitoso y motivado para resolver el problema.
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Enfoque en la solución-Este modelo empieza con la solución y luego ayuda al cliente/paciente a establecer pasos para llegar a la solución del problema.
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Narrativo-Este modelo utiliza letras y otros modelos para ayudar al cliente/paciente a reautorizar su vida.
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Terapia de conducta cognitiva (TCC)-Este modelo combina la terapia cognitiva con la terapia de la conducta, identificando patrones inadecuados de la manera de pensar y de respuestas emocionales, o de conducta y sustituyéndolas con patrones deseables de pensamiento, respuestas emocionales, o de conducta-abreviación. Cómo controlar la ansiedad y el estrés, por ejemplo: aprendiendo técnicas de relajamiento tales como respirar profundo, hablar sólo en voz alta y decir: “ya hice esto antes” y distracciones, identificando situaciones que son con frecuencia evitadas y gradualmente acercarse a las situaciones temerosas.
Trabajador social non clínico:
El trabajador social non clínico puede incorporar psicoterapia, organizaciones públicas o privadas, en administración de casos. Muchas veces los trabajadores sociales non clínicos pueden trabajar dando consejería y ayudando a sus clientes a obtener empleo, coordinando programas de rehabilitación, programas de prevención y de maltrato de niños. Típicamente, esto los hará trabajar con clientes en base de la consulta, comparado con los centros de servicios clínicos, el cual podría ser de servicios más comprensivos (NSAW, 2014).
Un psicoterapeuta/trabajador social clínico es igual que un consejero o psicólogo?
Cuando la gente habla de “psicoterapista,” usualmente se refieren a un psicoterapista, trabajador social, psicólogo o consejero. En el contexto de trabajar con clientes/pacientes para mejorar su salud mental. Estos términos tienen el mismo significado y se pueden intercambiar. El uso de un término sobre otro es materia de preferencia. “consejero” y “consejería,” por ejemplo, son más comunes que “psicoterapia” y “psicoterapista,” en los Estados Unidos.
Aquí la lista de los términos que los latinos en New York usan como sinónimo de “psicoterapista”:
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Consejero.
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Consejero de salud mental.
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Psicólogo.
Psicoterapeuta, el significado es el mismo, pero la gente se refiere a “terapeuta,” es una versión corta y de mejor uso que “psicoterapia.” El termino es útil porque puede referirse a un terapista de masajes o a otra clase de profesional.
¿Cómo se diagnostican los trastornos emocionales?
Para diagnostican trastornos emocionales según el Desk Reference to The Diagnostic Criteria DSM-5 (2013):
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Es necesario el historial médico del cliente/paciente
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Exάmen físico y pruebas de laboratorio
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Evaluación psiquiátrica, psicológica y psicosocial, La cual contienen preguntas acerca de pensamientos, sentimientos y de conducta
Ideas equivocadas acerca de lo que es un psicoterapeuta:
Para poder entender mejor lo que se refiere a un psicoterapeuta, primero tenemos que hablar de lo que no es. Existen muchas ideas equivocadas sobre el significado de lo que significa ser psicoterapeuta. Aquí algunas de ellas:
Ideas equivocadas: El trabajador social clínico/psicoterapeuta es como un amigo a quien se le paga para que escuche:
El pensar que el trabajador social clínico/psicoterapeuta es un amigo que se contrata, descuenta la cantidad de educación y entrenamiento profesional requerido para poder mejorar la salud mental de las personas. La mayoría de los trabajadores sociales clínicos/psicoterapeutas, tienen seis años de educación. Unos tienen más de una década de estudios profesionales.
Ideas equivocadas: El trabajador social clínico/psicoterapeuta te dice lo que tienes que hacer:
La mayoría de los trabajadores sociales clínicos/psicoterapeutas no le dicen a nadie lo que tienen que hacer. Ellos no son como los entrenadores de deportistas o padres. Ellos, no dictan o gritan instrucciones. Los trabajadores sociales clínicos/psicoterapeutas trabajan con personas a quienes les enseñan destrezas y habilidades para que puedan tener una vida saludable y puedan hacer mejores decisiones. Los trabajadores sociales clínicos/psicoterapeutas dan empoderamiento y tratan de no crear dependencia.
Ideas equivocadas: El trabajador social clínico/psicpterapeuta lee la mente:
El trabajador social clínico/psicoterapeuta, no trata de adivinar lo que el cliente/paciente está pensando o analiza sus ideas. El interés del trabajador social clínico/psicoterapeuta es en lo que el cliente/paciente está pensando porque quiere ayudar.
Valores profesionales y éticos/relaciones profesionales:
Según la National Association of Social Workers (NASW siglas en inglés, 2002), los códigos éticos, son estándares de conducta moral para una sociedad o subgrupo, tales como trabajadores sociales. El código de ética para una profesión contiene estándares de conducta que están suscritos para los miembros de una determined profesión. Estos códigos reflejan preocupaciones y define principios básicos que sirven de guía para las actividades profesionales. Su propósito es:
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Proveer una posición de práctica para ayudar a los profesionales en hacer decisiones hacia los clientes/pacientes y la sociedad.
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Garantiza a la sociedad que los profesionales van a demostrar sensibilidad con respecto a las expectativas sociales.
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Garantiza a los profesionales el respeto de su integridad y libertad.
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Asiste en aclarar las responsabilidades que los profesionales tienen para con los clientes/pacientes.
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Los trabajadores sociales deben evaluar la práctica ética basada en las siguientes consideraciones:
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Su juicio moral y profesional (no hacer sentir incomodo al cliente/paciente).
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Aspectos legales (son leyes que gobiernan).
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Las implicaciones éticas (aplicar los principios éticos que debemos respetar).
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Como miembros de la National Association of Social Workers (NASW-siglas en inglés), este código se divide en cinco secciones:
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El objetivo principal es ayudar a las personas necesitadas a tener enfoque en sus problemas.
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Justicia social: retar la injusticia social.
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Dignidad y valor de la persona: respeto por el individuo.
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Importancia de las relaciones humanas.
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Integridad: práctica dentro del área de competencia y comprometerse a mejorar destrezas profesionales.
Recordar y considerar:
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Las necesidades del cliente/paciente.
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Grado de competencia profesional del trabajador social clínico.
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Orientación clínica del trabajador social clínico.
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Competencia cultural del trabajador social clínico con el cliente/paciente.
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Los trabajadores sociales clínicos deben respetar el código de ética profesional.
¿Qué es ética?
Según la Real Academia Española (2007), ética, es el conjunto de normal que rigen la conducta humana, relacionadas con el sentido del bien y del mal.
¿Qué es ética profesional?
La ética profesional hace referencias al conjunto de normas y valores que hacen y mejoran el desarrollo de las actividades profesionales. Es la encargada de determinar las pautas encargadas del desarrollo laboral mediante valores universales que poseen los seres humanos. Aunque ésta se centre en estos valores, se especifica más en el uso de estos dentro de un entorno plenamente laboral. Para que una persona tenga ética profesional es fundamental que goce de una naturaleza o personalidad que restaure el sentido de responsabilidad en cada individuo para un mejor rendimiento. La vocación tiene mucha importancia para que asumamos ese compromiso laboral (NASW, 2002-2014).
Educación y adiestramiento profesional:
Existen diferentes requisitos de educación para la profesión de trabajo social en los Estados Unidos, dependiendo en qué área sea la especialización para elegir (NASW, 2016). Por ejemplo, Para trabajar como trabajador social en servicios directos o servicios no clínicos, se requiere como mínimo el titulo universitario de Bachelor de Artes (B.A) en Trabajo Social. Actualmente, muchas posiciones requieren el título universitario de Másteres (MSW), especialmente si vamos a elegir el trabajo social clínico. La mayoría de las universidades que ofrecen el título de MSW, ayudan a elegir un campo de estudio específico, tales como en salud mental de niños, hospitales, colegios, desarrollo comunitario. Algunos programas de Bachelor (cuatro años) y de Máster (dos años) requieren el trabajo de campo (pasantía) en el área de especialización elegida. Al completar la educación universitaria es de requisito obtener la licencia para obtener empleo. Las licencias varían entre los Estados del país.
Credenciales que son requisito para ejercer la psicoterapia en los Estados Unidos:
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Doctor en Psicología (Psy. D)
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Licensed clinical Social worker (LCSW)
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Licenciado en matrimonial y Terapia familiar (LMFT)
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Licenciado en Consejería de Salud Mental (LMHC)
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Licenciado en consejería Profesional (LPC)
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Psicólogo (PhD)
Cinco teorías que describen la práctica de trabajo social clínico (Engard, B., 2017):
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Teoría psicosocial; cuyo enfoque es en la manera en que las personas son moldadas y cómo reaccionan en su medio ambiente.
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Teoría psicodinámica; busca entender las razones de las conductas de las personas.
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Teoría Transpersonal; influenciada por Carl Jung, utiliza influencias positivas, en vez de enfermedades de la psicología humanas y nuestras defensas como modelo para la realización del potencial humano. Esta teoría utiliza Santos, artistas, héroes y otras figuras similares, La gente que tiene un buen ego pueden hacer un gran esfuerzo para emular, como ejemplos y aspiraciones.
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Teoría de aprendizaje social (teoría cognitiva social); se enfoca en el efecto del medio ambiente y refuerza la conducta, pero Bandura, A. (1977), agrega dos dimensiones importantes: Las fuerzas mediadoras se suceden entre el estímulo y la respuesta y que las personas pueden aprender conductas a través de la observación.
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Teoría de sistemas; afirma que la conducta es influenciada por una variedad de factores que trabajan juntos como un sistema. Los padres, amigos, Escuela, clase económica/social, ambiente del hogar y otros factores influencian como una persona piensa y actúa.
Guías para la intervención con personas con trastornos emocionales:
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Ser respetuoso
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Estar calmado, claro y directo en la comunicación
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Ser consistente y predecible
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Establecer límites, reglas y expectativas
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Mantener distancia profesional
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Aceptar al cliente/paciente como es
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Atribuir los síntomas a la enfermedad
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No tomar los síntomas de la enfermedad como algo personal
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Mantener actitud positiva aún durante los fracasos
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Notar y premiar conductas positivas
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Asistir al cliente/paciente a trazar metas y objetivos realísticos
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Tomar la actitud de “no sé” a respuestas difíciles
Conclusión y recomendaciones:
Trabajo social es una profesión que estά avanzando a manera que los gobiernos del mundo y sus empleadores reconocen el tremendo impacto que los trabajadores sociales clínicos tienen en las comunidades. Menos crimen, mejores resultados en el sistema de salud físico y mental, más personas con acceso a trabajo y educación son los resultados de la profesión de trabajo social, apoyando a que las personas tengan control de su propio futuro y hagan realidad sus aspiraciones. Como una profesión en base a los derechos humanos, trabajo social tiene una función esencial en todas las sociedades, facilitando a las comunidades a que levante sus voces y defender sus derechos junto con otros. La fuerza de la profesión reside en su capacidad de construir una democracia participativa, uniendo a comunidades en futuros sostenible y defender los derechos humanos.
Como trabajadores sociales clínicos tenemos una importante función, elevando así las voces de las personas cuyas preocupaciones no son siempre escuchadas y que sus necesidades no son adecuadamente proporcionadas. Personas fuera de la profesión de trabajo social tienen la posibilidad de no estar familiarizadas o informadas acerca de los servicios psicoterapéuticos que desempeñamos como trabajadores social clínicos. Falta de conocimiento de lo que hacemos en el sistema hospitalario y en salud mental comunitario, puede crear conflictos en la colaboración con otros profesionales en el suministro de servicios psicoterapéuticos. La eficiente intervención de los trabajadores sociales clínicos depende en parte, en cómo otros profesionales y el público perciben la función del trabajador social clínico. El trabajo social clínico moderno tiene que adaptarse al mundo globalizado, donde las instituciones están impactando las reglas y prácticas unilaterales. El aumento progresivo de los usuarios socioculturalmente diferentes, especialmente en los hospitales y centros de salud mental comunitarios, constituye un reto para los trabajadores sociales clínicos.
Como trabajadores sociales clínicos, ayudamos a que las personas reciban atención de calidad y los recursos que son necesarios para que puedan vivir una vida saludable. Asistiendo a niños vulnerables en los colegios, asistiendo a personas con enfermedades terminales con cambios en su diaria rutina y proporcionando psicoterapia a individuos y familias con trastornos emocionales. Como trabajadores sociales clínicos servimos a la sociedad en muchas maneras. Mientras que es requisito el uso de tácticas únicas para ayudar a personas con diversos problemas médicos, psicosociales y emocionales, como trabajadores sociales clínicos nos podríamos beneficiar haciendo uso del enfoque holístico en cada caso.
El reto para los trabajadores sociales es el poder demostrar la relevancia de nuestra capacidad profesional y destrezas clínicas para superar el estado social y emocional de los clientes/pacientes. Los trabajadores sociales clínicos debemos contribuir en iniciativas de investigación, no solamente para poder demostrar la eficiencia de la intervención psicoterapéutica, sino también para promover el conocimiento y entendimiento entre otros colegas acerca de la importancia de identificar y comunicar las necesidades psicosociales y emocionales de los clientes/pacientes. Como trabajadores sociales clínicos, debemos entender que desempeñamos una importante función al identificar el estrés traumático y las reacciones emocionales cuando una persona es diagnosticada con un trastorno emocional o enfermedad.
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Muy bueno.
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